MISCELÁNEA

* El partido de fútbol de anoche
Hay en Guatemala excelentes comentaristas deportivos, tales como Gustavo Velásquez, Pedro Saúl Ramírez, Francisco Ardón y Juan Zanassi (y otros) que, indudablemente, pueden describir mejor que yo lo que ocurrió en un frustrante partido de fútbol como el que tuvo lugar ayer en el Estadio Mateo Flores, el cual estaba totalmente lleno de aficionados que asistieron con mucho entusiasmo y optimismo y salieron decepcionados y disgustados. La selección guatemalteca debutó en el cuadrangular de la tercera ronda de eliminación para el Mundial de Sudáfrica 2010 al enfrentarse a una selección inferior de los Estados Unidos, y nuestros jugadores fueron derrotados con un inmerecido resultado de 0-1.
Yo no quiero ser el único en Guatemala que no proteste por el mal arbitraje del surinamés Enrico Winjgardee y de sus asistentes, los jueces de línea, porque desde que comenzó el partido penalizó costantemente a los jugadores de ambos equipos por cosas sin importancia. Sin embargo, no marcó un obvio penal que debió ser marcado cuando Mario ?el loco? Rodríguez remató con la cabeza la pelota después de un tiro de esquina hacia el arco de Tim Howard, el excelente guardameta gringo, y el defensa estadounidense Heart Pierce impidió con el brazo derecho totalmente extendido que entrase el gol. De haberse cobrado ese penal, el partido probablemente habría terminado por lo menos empatado 1 a 1. Pero, aunque parezca mentira, parece que no se percataron de ello ninguno de los tres jueces de campo, ni tampoco el cuarto. A menos que lo hayan visto pero se hicieron los disimulados para perjudicar al equipo de Guatemala.
Fue tan obviamente antagónico a la selección guatemalteca el árbitro Winjgardee que muchas personas malpensadas ?de esas que nunca faltan- dijeron que seguramente estaba pagado por la selección estadounidense, aunque otros dijeron también que la Concacaf designó a árbitros caribeños por el poder que ejerce sobre ella Jack Warner, presidente de la Federación de Trinidad y Tobago, cuya selección goleó anoche 3-1 a la selección de Cuba y con la cual tendrá que jugar la selección de Guatemala para recuperar los tres puntos que esta vez no pudo hacer.
En general, el equipo guatemalteco jugó bien, sobre todo en el segundo tiempo, cuando ya parecía que habían superado el nerviosisimo. Durante casi todo el partido el equipo guatemalteco fue superior al norteamericano. Sin embargo, debo criticar a la selección guatemalteca el hecho que si la selección estadounidense logró meter el gol con el cual ganó el partido fue consecuencia de un tiro de esquina en el minuto 69 que el capitán Carlos Bocanegra remató con la cabeza cuando el guardameta chapín, Ricardo Trigueño Foster, se encontraba solo y descuidado por una inexplicable falta de apoyo de los defensas. Ese imperdonable descuido fue una de las dos principales razones para el triunfo estadounidense.
La otra razón de la derrota guatemalteca fue que el árbitro Winjgardee cortó con soplar constantemente su silbato en muchas oportunidades las ofensivas de los jugadores de Guatemala cuando jugaban con más entusiasmo, sobre todo después de un accidente totalmente fortuito ocurrido en el minuto 64 cuando el chapín Gustavo Cabrera, al saltar para tratar de cabecear la pelota, chocó accidentalmente con la cabeza del gringo Eddie Lewis, y el nefasto árbitro central lo interpretó como una agresión intencional y le sacó tarjeta roja y le expulsó del partido. Pocos minutos antes, también el equipo visitante había quedado con solo 10 hombres porque Winjgardee expulsó al jugador estadounidense Steve Cherundolo.
A pesar de que no soy un comentarista de temas deportivos, aunque comencé mi larguísima carrera periodística en 1943, hace la friolera de 65 años, como cronista deportivo escolar en el diario ubiquista La Nación, sustituto de El Liberal Progresista, opino que nuestra selección jugó muy bien, mientras que, por motivos que ignoro, la selección estadounidense dejó mucho qué desear. Felicito y aplaudo a los jugadores guatemaltecos y les agradezco el esfuerzo que indudablemente hicieron por triunfar, pero lamentablemente no lograron.
Asimismo, felicito también al director técnico Ramón (?Primitivo?) Maradiaga, porque no cabe duda de que ha logrado que mejore nuestra selección. Todos los jugadores de la selección guatemalteca, sin excepción, merecen un caluroso aplauso y felicitación, pero debo subrayar en particular la actuación de Guillermo Ramírez, Mario El Loco Rodríguez, Gustavo Cabrera, José Manuel Contreras, Freddy García y, desde luego, como siempre, el popular goleador Carlos El Pescado Ruiz, a quien todo el tiempo trataban bloquear los jugadores gringos porque conocen su calidad.
Por cierto que fue un detalle sumamente conmovedor para la concurrencia y los televidentes ver cuando el popular Carlos El Pescado Ruiz hizo su aparición en la gramilla al frente de la selección de Guatemala cargando en sus brazos al niño discapacitado Brandon Jiménez, a quien le fue extirpada una pierna pero desde hacía largo tiempo tenía el sueño de conocer personalmente a este jugador, de quien es un fanático, y asistir a un juego en el cual él participase.
También por esta razón me merece un aplauso El Pescado Ruiz.

* Nuestro Himno Nacional
Muchas veces me he referido al hecho que nuestro Himno Nacional es demasiado largo, por lo cual en muchas de las ceremonias solamente se escucha la primera parte, hasta el coro que termina diciendo ?Libre al viento tu hermosa bandera/ a vencer o a morir llamará; /que tu pueblo con ánima fiera/ antes muerto que esclavo será?; y no cuando realmente concluye la letra original del poema del cual fue autor el poeta cubano José Joaquín Palma y posteriormente fue revisada por el prolífico escritor jalapaneco José María Bonilla Ruano (1889-1957), que dice ?Ojalá que remonte su vuelo/ más que el condor y el águila real, /y en sus alas levante hasta el Cielo/ Guatemala, tu nombre inmortal?. Pero por el largo tiempo que se necesita para cantarlo completo sólo se interpreta musicalmente la primera parte. Por lo cual sugiero que en las ceremonias como estas del inicio de un partido de fútbol se pida a los jugadores y a la concurrencia que no lo cante sino solamente lo escuche.
Fue sumamente emocionante ver el estadio Mateo Flores totalmente lleno de aficionados que, igual que los jugadores, cantaban las primeras estrofas del Himno Nacional, aunque se tuvieron que quedar a medias. Ese espíritu nacionalista o patriota ?como se le prefiera llamar- debe ser estimulado e incrementado. ¡Qué bueno!
La federación de fútbol debe hacer lo que sea necesario para cultivar que los aficionados a ese deporte asistan constantemente al estadio Mateo Flores, no sólo cuando hay un encuentro como éste, pero para ello creo que sería conveniente que se repare o reconstruya para renovarlo para que sea más cómodo y seguro. Están equivocados quienes por principio se oponen a que una empresa particular nacional o extranjera invierta millones de dólares para convertirlo en un estadio moderno. Esas personas son como el perro del hortelano, que ni comen ni dejan comer.

* Una obligada disculpa
Les ruego que disculpen que hasta este momento (las 19 horas y pico), cuando ya ha terminado la tarde y principia la noche, me es posible entregar este blog que publico todos los días con mis comentarios personales sobre los más variados temas, pero me he pasado el día entero atendiendo otros asuntos importantes e impostergables, viendo las competencias en las XXIX Olimpíadas de Beiging y padeciendo unas dolencias causadas por el deterioro de la avanzada edad y el comportamiento un tanto díscolo de muchos años. Sírvanse perdonarme. No me lo están preguntando, ni yo tengo por qué andarlo contando, pero últimamente me he estado sintiendo un poco mal y presiento que podrían ser avisos de que está cerca el momento en el cual tendré que hacer mutis, ser cremado y partir a la siguiente etapa. No se cuando será, pero tengo motivos para creer que ese día no está demasiado lejos. ¡Sólo Dios sabe!
Mientras tanto, hasta mañana… ¡si Dios quiere!

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