Informe de un año del gobierno de Colom (2)

El Artículo 183 de la Constitución de la República estipula las funciones del Presidente de la República y en su inciso i) le ordena ?Presentar anualmente al Congreso de la República, al iniciarse su período de sesiones, informe escrito de la situación general de la República y de los negocios de su administración realizados durante el año anterior?. En algunos años del lejano pasado se acostumbraba que el mandatario leyese ante el pleno un resumen de su informe –¡lo cual era insoportablemente largo y aburrido!–, pero tengo entendido que esto fue reformado hace algún tiempo para que no se durmieran los diputados, como dicen que se durmió el nuevo presidente de la Junta Directiva del Congreso, Roberto Alejos Cámbara, mientras el presidente Colom hablaba hasta por los codos y exaltándose constantemente contra el neoliberalismo y los responsables de la crisis económica actual. Lo cual nada tenía que ver con su informe anual.
Es más, en el último año del gobierno anterior, el presidente de la República, licenciado Óscar Berger Perdomo, se limitó a enviar al Congreso su informe escrito, como lo manda la Carta Magna, y no compareció ante los diputados porque sabía que esto podría serle desagradable, con lo cual hizo honor a su apodo de ?Conejo?. Pero la idea de presentar por escrito el informe en vez de presentarse a leer un largo resumen, tuvo el objetivo de evitar que su comparecencia fuese demasiado larga, tal como fue la comparecencia del presidente Colom.
En efecto, el Presidente Colom Caballeros, además de haber enviado al Congreso un informe escrito de sus gestión presidencial durante el primer año de su gobierno, se presentó al Palacio Legislativo el 14 del mes en curso tomado de la mano de su esposa, señora Sandra Torres Casanova de Colom, a quien daba la impresión que iba jalando cuando bajaba las escaleras de la Sala de Sesiones adelante de ella; pero cuando le tocó el turno para hablar en la solemne sesión, habló sin parar durante más de noventa minutos consecutivos; y, lamentablemente, habló y habló y habló más de la cuenta en una forma a todas luces indigna de un gobernante que se respeta a sí mismo para ser respetado. Sin ánimo de ofenderle, ni mucho menos de faltarle al respeto, su comparecencia me causó ?liporia?, como solía llamar a la vergüenza ajena mi querido amigo el recientemente desaparecido brillante embajador de carrera licenciado Antonio (?Toni?) Pallarés Buonafina (qepd), ex embajador ante las Naciones Unidas en Ginebra (Suiza) y embajador extraordinario y plenipotenciario de Guatemala en países como Francia (dos veces), México y Brasil.
Sinceramente, me pareció que al hablar en la forma que lo hizo el ingeniero Álvaro Colom olvidó que estaba participando en una solemne ceremonia que tenía lugar en el Salón de Sesiones del hemiciclo del pleno de diputados del Congreso de la República, a la que asistían en calidad de invitados de honor varios presidentes de los parlamentos de diferentes países, así como también los embajadores de todos los países amigos acreditados en Guatemala, y que el acto estaba siendo transmitido en vivo por numerosas radiodifusoras y por uno de los canales de televisión abierta.
Su forma de hablar, en un tono inapropiado, exaltado, confrontativo y regañón, hizo sospechar a más de alguno que se encontraba bajo los efectos de una droga o medicamento tranquilizante que le había exaltado en vez de tranquilizarle. Y ciertas palabras que empleó ?como ?matacoche?–, fueron indignas de quien era de esperarse un comportamiento de estadista, por modesto que pudiese ser. Sin embargo, fue muy desafortunado que no haya observado la altura que debió tener por respeto a su alta investidura, y a los diputados que, nos guste o no, son representantes del pueblo de Guatemala, y a las personalidades invitadas.
Alguien ha comentado que fue evidente que el ingeniero Colom Caballeros aún no ha aprendido a comenzar a comportarse como Presidente Constitucional de la República de Guatemala, sino continúa comportándose como si aún fuese un candidato presidencial, probablemente porque se quedó trabado en esa fase de su vida después de haber fracasado dos veces antes para ganar la elección y llegar a ser electo presidente.
Por otra parte, he escuchado unas críticas contra la bancada del partido Patriota por haber abandonado el hemiciclo tan pronto ingresó el Presidente Colom, porque se puede interpretar como una falta de respeto a la alta dignidad del Jefe del Poder Ejecutivo, pero dicho comportamiento lo justificó de sobra el propio mandatario cuando en una forma completamente indebida –que se podría calificar de cobarde? en el desarrollo de su largo discurso se permitió dirigirse desde el podio a la diputada Nineth Montenegro para discutirle la denuncia que ella hizo ante la prensa, en uso de su legítimo derecho y con las pruebas en la mano, de que el gobierno miente sobre la ejecución del presupuesto de egresos de la Nación, cuando aseguró que el Ejecutivo realizó 421 transferencias por 10 mil millones de quetzales que ha incluído como ejecución.
Sinceramente, fue una lástima que la diputada Nineth Montenegro no se haya atrevido a responderle como se merecía: poniéndose de pié y gritándole su protesta por esa cobarde actitud aprovechando que se encontraba en superioridad de condiciones hablando desde el podio; y acto seguido hubiese abandonado dramáticamente el hemiciclo, con lo cual habría puesto en evidencia, ante todo el mundo, el mal comportamiento del Presidente de la República. Y no hay que olvidar que si alguna diputada goza hoy de credibilidad es ella.

Simpática caricatura publicada ayer en el matutino Siglo Veintiuno.
Es conmovedor y atendible que el ingeniero Álvaro Colom Caballeros se comporte siempre tan amorosamente y salga en defensa de su amada esposa, Sandra Torres Casanova de Colom (o ?Sandrita?, como él suele llamarla), cada vez que una persona la critica por algún motivo o dice que es ella la que manda y él hace lo que ella quiere. Pero si en verdad desease defenderla debería hacer los arreglos pertinentes para que ella asuma oficialmente un cargo público desde el cual pueda continuar dirigiendo la famosa Cohesión Social y los comedores baratos para los menesterosos, pero debe entender que tiene que rendir cuentas de todo el dinero del Estado que gasta en sus actividades. No se le exige que se retire del gobierno para que deje de dar la impresión de que se trata de un caso de supremo nepotismo y de una presidencia bicéfala, o sea con dos cabezas, ni de una monarquía en la que además de un presidente hay una reina. No señor. Quienes la conocemos sabemos que es una mujer sumamente inteligente, preparada y muy trabajadora que, además, está animada de muy buenas intenciones en eso de ayudar a los compatriotas más necesitados. Todo lo que se les pide es que hagan lo que sea necesario para que haya transparencia en sus actividades. Espero que me comprendan. Pero no me extrañaría que no quieran entenderlo, porque hay personas que cuando están en el poder se vuelven aún más intolerantes de lo que siempre han sido y se creen intocables, sagrados o algo por el estilo. Pero ojalá que se den cuenta de su error a tiempo y enmienden con humildad esa actitud antes de tengan que arrepentirse. Porque quienes actúan en esa forma cuando se les sube a la cabeza la vanidad del poder temporal, se arrepienten tarde o temprano. Por lo general mucho más temprano que tarde. (Continuará)

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