Informe de un año del gobierno de Colom (y 4)

El ingeniero Álvaro Colom Caballeros, Presidente Constitucional de la República de Guatemala, comete el grave error de creer que es igual pronunciar un discurso demagógico y enardecido en el transcurso de una campaña electoral, ante las masas populares, que dirigir la palabra como Presidente de la República ante numerosos dignatarios extranjeros invitados durante una solemne ceremonia oficial en la cual debería expresarse de manera responsable, ponderada, cuidadosa y ordenadamente, con precisión comprobable y completa coherencia. Sobre todo cuando la persona ya ha dado suficientes pruebas de que no es un buen orador, como en este caso. Porque Colom ni siquiera entretiene a la audiencia con palabras más o menos graciosas, como solía hacerlo el ex presidente Alfonso Portillo Cabrera, apodado ?Pollo ronco?; de quien, por cierto, hoy informa el matutino Prensa Libre que en Luxemburgo, Francia y Suiza le han “congelado” varias cuentas bancarias por un monto equivalente a 2 millones de Euros (Q21 millones) abiertas con los nombres de su ex esposa mexicana, María Eugenia Padua, y de su hija del primer matrimonio, Otilia Portillo Padua, porque los bancos han descubierto “movimientos sospechosos” en los depósitos que fueron hechos desde Guatemala durante los años 2002 y 2003, presumiblemente por los US$2.5 millones que el gobierno de China en Taiwan le otorgó a su nombre, supuestamente para un supuesto proyecto denominado “Bibliotecas para la Paz”, de los cuales US$1 millón se depositó en el Oxxy Bank, una Offshore del Banco de La República (RIP). Parte de esos ?2 millones (Q21 millones) que estaban destinados al programa de Refacciones Escolares, al cual el Estado había destinado Q45 millones al año, pero se trasladaron al International Bank of Miami de los Estados Unidos a cuenta de su ex esposa mexicana, señora María Eugenia Padua y su hija Otilia Portillo. Aparentemente, el dinero fue transferido a cuentas de estas personas en el Banco Bilbao Vizcaya Argentino, en París (para lo cual me informaron que se prestó su colaboración nuestra embajadora en dicho país, licenciada Ana Isabel Prera); otra en Suiza, y una tercera en Luxemburgo. Sin embargo, el tal “Pollo ronco” goza de libertad después de haber pagado una insignificante fianza en comparación con el monto de lo que se le atribuye que se clavó, gracias al cuestionado juez 5o de Instancia, Julio Jerónimo Xitumul, a quien los magistrados de la Corte Suprema de Justicia simplemente trasladaron a otro juzgado en vez de haber investigado muy cuidadosamente si hubo corrupción en sus decisiones para sentenciar con injustificables medidas sustitutivas a varias personas que se habían mantenido escondidas largo tiempo como prófugos de la justicia. Pero, en fin, esa es harina de otro costal y me ocuparé de esto más adelante.
Volviendo al informe del Presidente Colom, en lo que debió limitarse a informar sobre su primer año de gestión, perdió el sentido de las proporciones, se salió de sus casillas varias veces y habló hasta por los codos durante más de una hora y media, lo cual fue francamente insoportable y provocó una profunda somnolencia incontrolable a algunos de los diplomáticos invitados y aún a ciertos diputados del partido UNE que se aburrieron de escucharle, incluyendo al diputado Roberto Alejos Cámbara, nuevo Presidente de la Junta Directiva del Congreso y hermano de Gustavo Alejos Cámbara, Secretario Privado de la Presidencia de la República y, sin duda, uno de los funcionarios públicos que gozan de mayor confianza presidencial. Es inexplicable que ninguno de sus colaboradores de más confianza, ni siquiera su influyente esposa, le haya dicho que sería mejor que se limite a leer sus discursos, que podrían ser escritos por profesionales en la materia, como lo hacen muchos de los presidentes de otros países, en vez de exponerse a hacer un ridículo al improvisar un discurso de manera inapropiada, desordenada y con datos de muy dudosa veracidad. Cuando un mandatario habla en público, sobre todo cuando se trata de ocasiones de trascendencia, como ésta, debe hacerlo con el debido cuidado de no cometer errores, ni decir algo indebido, ni insultar a nadie, por lo que no es prudente improvisar un discurso, como ya lo ha hecho Colom en dos actos solemnes: el primero para su toma de posesión, hace un año, y el segundo ésta vez en el que fue obvio que no estaba preparado para ello. Además del comprobado hecho, repito, de que él no es precisamente lo que puede calificarse como un orador afortunado. Para demostrarlo, no tenía en orden los datos que llevaba escritos en varias notas para reforzar la síntesis de su informe y varias veces se le notó nervioso buscándolos, lo cual es mal visto en una persona que ostenta un cargo tan importante como el suyo.
Otra cosa que debería aconsejarle alguna persona que goce de su confianza es que no debe meterse la mano entre una bolsa del pantalón cuando está hablando, porque eso usualmente lo hacen solamente los cachimbiros, sobre todo no debe hacerlo en una sesión tan solemne y en un recinto como el hemiciclo del Congreso y ante personalidades invitadas del país y del extranjero.
La primera vez que pronunció un discurso improvisado tan lamentable fue el 14 de enero del año pasado, durante el deslucido acto de su toma de posesión, en el Teatro Nacional, ante los elementos más representativos del pueblo de Guatemala, los embajadores acreditados en el país y numerosos dignatarios invitados. Y la segunda vez ha ocurrido precisamente un año más tarde, para la sesión solemne celebrada en el Congreso de la República, ante el pleno de los representantes del pueblo ?con excepción de los diputados que abandonaron el hemiciclo en señal de repudio–, y de numerosos dignatarios invitados, en ocasión de cumplir con el mandato constitucional de informar sobre las actividades que desarrolló su gobierno durante el primer año de su gestión administrativa y política.
De acuerdo con el texto constitucional (Artículo 183, inciso i), el Presidente de la República solamente está obligado a informar por escrito a los miembros del organismo legislativo, por lo cual es innecesario que llegue personalmente a hacer en forma oral un informe resumido. Sin embargo, el presidente Colom probablemente creyó que sería una ocasión propicia para hacer unos cuantos planteamientos políticos ajenos a lo que sería estrictamente un informe de su primer año de labores, así como también para lanzar unos cuantos vituperios como comentarios alusivos a algunos de los últimos reproches que ha hecho a las críticas periodísticas y de sus opositores. Y para reiterar la fantasiosa versión de que hay personas interesadas en desestabilizar su gobierno para derrocarle y un plan hasta para asesinarle. Esto no debe extrañar a nadie porque algunas personas que le han conocido a lo largo de su vida pública me han informado que siempre ha sido un mitómano.
Otra cosa que no debe hacer jamás un Presidente de la República que se respete a sí mismo y respete a su audiencia cuando informa al pleno del Congreso de las actividades de su gobierno es aportar datos imprecisos o no comprobados que no pueda respaldar con estadísticas autorizadas y al alcance de sus interlocutores, como lo que dijo de que durante el primer año de su gobierno se ha reducido la mortalidad infantil en un 25 por ciento. ¿De dónde ha sacado ese dato? ¿Cómo puede comprobarlo si Guatemala es un país con escasas estadísticas?
Insisto en que hizo muy mal en dirigirse de manera agresiva, regañona y amenazante a la respetable diputada Nineth Montenegro para reclamarle que no es verdad el dato que ella declaró a los medios de comunicación de que el gobierno miente sobre la ejecución de su presupuesto de egresos porque ella tiene pruebas de que el Ejecutivo transfirió Q10 mil millones que reporta como gasto efectivo. Si acaso él está en lo cierto y la diputada está equivocada, Colom pudo haber citado el caso, pero sin mencionar nombres, sobre todo porque es una cobardía hacerlo aprovechándose de que estaba hablando desde el podio y era “la estrella del show”. Lástima que la diputada Montenegro sea una persona bien educada y tan tímida que probablemente se sintió desconcertada y por ello no reaccionó como debió hacerlo: pidiendo la palabra por alusión personal,al presidente de la junta directiva del Congreso –a lo cual tenía derecho según el Reglamento Interno–, y protestar por la indebida actitud presidencial, y después abandonar el hemiciclo.
El presidente Colom se queja constantemente de que hay personas dedicadas a “desestabilizar” su gobierno, pero debería entender que el mayor desestabilizador de su gobierno es él mismo.
Finalmente, en cuanto al insultante calificativo de ?estúpidos? que empleó para identificar a quienes hemos dicho que su esposa, la señora Sandra Torres Casanova de Colóm, es la persona más influyente que hay en el gobierno (lo cual es un hecho de sobra sabido), prefiero no darme por aludido para no tener que responderle como se merece. Porque por muy Presidente de la República que sea, no tiene ningún derecho a insultar en esa forma a los periodistas que le hemos criticado, la mayoría de las veces por un motivo réquete justificado.
Para terminar, debo agregar que en Prensa Libre de esta mañana se informa que ayer, en un discurso que Colom improvisó en la comunidad de El Milagro, en el municipio de Patzún, departamento de Chimaltenango, volvió a lanzar sapos, culebras y centellas contra sus críticos, a quienes esta vez calificó de “animales rastreros, culebras y alacranes”, a lo cual sí me voy a permitir responder con la expresión popular guatemalteca: “¡Barajo y reviro en contra!”.

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