MISCELÁNEA 04/06/09

1) Me disculpo de nuevo
¡Otra vez ha tenido problemas mi servidor para reproducir mi blog! Por eso es que no publiqué nada ayer y este artículo lo dejo escrito para que lo ponga el servidor tan pronto resuelva el problema. Digo que lo dejo escrito porque yo no esperaré y me iré de viaje. Hace mucho tiempo que no visito la ciudad de México y a mi avanzada edad de 80 años -y con los vientos que soplan por acá- nunca se sabe cuánto tiempo uno va a vivir. Así que me despido de ustedes por algunos días, para dar tiempo a que el servidor se ponga las pilas y pueda evitar estos problemas que ha venido teniendo últimamente. A mi presión arterial y a mi diabetes melita no le cae nada bien la tensión nerviosa que se vive cuando ocurren estas cosas. Así que mejor me voy al Distrito Federal de los queridos Estados Unidos Mexicanos, a donde voy a visitar a unos cuates. Dios quiera que regrese sin novedad porque después de esa tragedia del avión de Air France que salió de Río de Janeriro rumbo a París y cayó en el océano Atlántico hay que recordar que después de que cae un avión de pasajeros usualmente caen después otros tres o cuatro más. Si así fuera, hoy me despido de ustedes y le doy infinitas gracias a Dios por la vida sensacional que me dio y los afectos que he sentido, pero si no fuese así y regreso, tendré mucho gusto de volver a escribir este blog. Pero nunca hay que olvidar que “la vida es un rato”.

2) ¡Qué vergüenza que llamen ?Guatemalastan? a nuestra patria!
La prestigiosa institución Brookings de los Estados Unidos publicó, el 22 de mayo próximo pasado, el siguiente artículo escrito por Kevin Casas-Zamora, Senior Fellow, Foreign Policy, Latin America Initiative, titulado ‘Guatemalastan’: How to Prevent a Failed State in our Midst. Lo voy a reproducir con una traducción libre, pero si alguien desea leerlo en inglés, el idioma en el que fue escrito, debe abrir este código.
http://www.brookings.edu/opinions/2009/0522_guatemala_casaszamora.aspx

‘Guatemalastan’: Cómo impedir un Estado Fallido entre nosotros.

Cuando los autores de las políticas en Washington calificaron a México de estado ?fallido?, las autoridades mexicanas se molestaron justamente con el calificativo. De hecho, los expertos pudieron equivocar el tiro por poco, porque el término habría sido mejor empleado para describir a la vecina Guatemala.

Desde hace mucho tiempo Guatemala ha sido un punto crucial del transito de drogas hacia el norte. En este campo al país le ha favorecido tanto por la geografía como por la calidad institucional.

La densa y poco poblada selva del Petén, en el norte de Guatemala, ofrece buen asilo a las actividades del tráfico de drogas, que a menudo ocurre bajo la mirada complaciente, cuando no la participación activa, de la única institución con presencia efectiva en todo el territorio de Guatemala: una organización militar minada por la corrupción. De hecho, fuera de los militares, el Estado de Guatemala es un ente muy débil según cualquier indicador que se aplique. Ingresos al estado por impuestos es del 12% de BPN, una de las más bajas en América Latina.

A principios de este año, el embajador estadounidense en Guatemala, Stephen McFarland, estimó en un entrevista en un periódico local que aproximadamente de 300 a 400 toneladas de cocaína al año pasan por el país. Sin embargo, según estimaciones del gobierno estadounidense, en 2007 los decomisos de cocaína en Guatemala llegaron a un insignificante 730 kgs (comparado con 13 a 27 toneladas métricas en Nicaragua y Costa Rica, respectivamente). Las pocas dudas que quedan sobre la penetración del crimen organizado en las instituciones de Guatemala desaparecieron a principios de 2007 cuando 3 salvadoreños miembros del Parlamento Centroamericano fueron asesinados en camino a la ciudad de Guatemala, en lo que parece obviamente un crimen relacionado con drogas. Peor aún fue que un par de días después, 4 policías de Guatemala fueron asesinados en un cárcel de máxima seguridad en la que estaban presos. En ese momento, enfrentado con un clamor internacional, el entonces presidente Oscar Berger reconoció públicamente su incapacidad para garantizar la seguridad de los detenidos en la cárcel guatemalteca. Este reconocimiento por Berger implicó claramente que en Guatemala no se puede confiar en las instituciones de seguridad pública. De hecho, las instituciones no gozan de la confianza ciudadana. Según Iberobarómetro 2008, una encuesta regional, solamente un 25% de la población guatemalteca tiene confianza en la Policía, y solo un 15% confía en la Corte Constitucional y la Corte Suprema, en ambos casos entre las figuras más bajas en la región.

La penetración del crimen organizado en Guatemala agrega un combustible a una mezcla que incluye niveles excepcionalmente altos de inequidad, oportunidades muy limitadas para la juventud mayormente marginal agregadas a la herencia perturbadora de una guerra civil de cuatro décadas. Como es de esperar, Guatemala presenta unos de los peores indicadores de violencia a nivel mundial. La tasa de homicidios se duplicó de 23 muertes por 100,000 habitantes en 1999 a 45 en el 2006, alcanzando 108 en la ciudad de Guatemala, casi 3 veces más alto que la tasa actual en Baghdad. Como punto comparativo, la tasa de homicidios en los Estados Unidos es actualmente 5.9 por 100,000 habitantes.

A pesar de los esfuerzos del actual presidente Alvaro Colom ?él mismo bajo investigación por su supuesto involucramiento en el asesinato de un empresario local? Guatemala enfrenta un síndrome insoportable de ilegalidad. La debilidad del estado, la violencia extendida, la corrupción generalizada y la ubicación estratégica para el trafico de drogas, está creando un coctel muy peligroso. Es más, el pronóstico no es favorable. La situación por todos lados en América Central tiende a deteriore si la ofensiva del gobierno mexicano contra los carteles de la droga logra recuperar el control sobre el territorio norteño de México. Evidencia de un aumento en actividades por cárteles del crimen mexicano, incluyendo una guerra entre ellos por apoderarse de territorio, es evidente por toda Centroamérica actualmente. La gran diferencia, por supuesto, es que la capacidad de los Estados Centroamericanos, y particularmente de Guatemala, para aplicar la ley e imponer un control efectivo sobre su territorio es muy por debajo de los de Mexico y, ciertamente, por debajo de lo que es necesario para enfrentar el terrible reto de seguridad que les está siendo encajado.

Guatemala está experimentando un colapso institucional silencioso. En contraste con Afganistán o Somalia, sus instituciones parecen que están cayendo lentamente, de una manera inconspicua, no percibida en los titulares de las noticias. Los Estados Unidos y sus países vecinos, que ciertamente van a estar afectados por el derrumbe de los estándares de valores en que Guatemala parece estar envuelta, se ayudarían mucho si prestan atención y comprometer recursos para prevenir tal resultado. Los aproximadamente $10- 20 millones que han sido asignados a Guatemala por la Iniciativa Mérida para combatir crimen organizado son exageradamente insuficientes para tener un impacto visible en el problema. Dado el alto nivel de corrupción en las instituciones que están encargados de aplicar la ley en Guatemala, cualquier esfuerzo para reformarlos enfrenta difíciles posibilidades de éxito. Pero la alternativa es demasiado terrible de contemplar. (Fin del artículo)

3) Ya se cumplió un año

¿Qué ha pasado con los 82.8 millones de quetzales que fueron descaradamente “escamoteados” del Organismo Legislativo y Congreso de la República? Ayer escuché decir por un noticiario de televisión al diputado del FRG Arístides Crespo que “un conquistador tuvo una noche triste” y ellos (los congresistas) también tuvieron su noche triste hace un año cuando se presentó al Congreso el gerente de la Casa de Valores MDF a decirles que no tenía el dinero. ¿Y qué ha pasado con los diputados Rubén Darío Morales y Eduardo Meyer, ex presidentes de la Junta Directiva? ¿Y qué pasará con los otros implicados en esa indebida y lastimosa negociación? ¿Qué va a hacer al respecto la famosa CICIG? ¿Va a servir de algo la presencia en nuestro país del español Carlos Castresana, quien ayer estaba departiendo tranquilamente con el Cuerpo Diplomático y demás invitados en la recepción que ofreció el embajador de Italia? Lo se porque yo también asistí y con ello violé mi juramento de no volver a ir jamás a una recepción diplomática porque generalmente sirven un whisky de mala calidad y un vino por el estilo. Pero tuve el agrado de conocer a las encantadoras embajadoras de Canadá, España y Francia, a quienes deseo que tengan una exitosa y feliz estancia entre nosotros.

4) ¿Y qué ha pasado con las investigaciones sobre el asesinato del abogado Rodrigo Rosenberg Marzano? ¿Ya pasó todo?

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