MISCELÁNEA DEL 24/02/14

1.- La comisión de la SIP en Guatemala

Una comisión de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) ha venido a Guatemala para comprobar in situ las denuncias de hostigamiento del gobierno en contra de elPeriódico en general y, en lo personal, contra el presidente de la Junta Directiva de la empresa propietaria de ese medio, ingeniero José Rubén Zamora. La comisión estuvo integrada por los ex presidentes de la SIP Edward Seaton y Danilo Arbilla, los vicepresidentes de la comisión de Libertad de Prensa e Información, Fernán Molinos y José Roberto Dutriz, y el director de Libertad de Prensa, Ricardo Trotti.

Durante el año 2013 los periodistas guatemaltecos Carlos Orellana Chávez, Luis de Jesús Lima, Luis Alberto Lemus y José Napoleón Jarquín Duarte, fueron asesinados.

La comisión inició su visita a Guatemala la noche del miércoles pasado, preocupada por la muerte de cuatro periodistas durante los pasados 12 meses y en general por la libertad de prensa en el país.

El periodista Claudio Paolillo, presidente de la Comisión de Libertad de Prensa e Información de la SIP que ha venido al país dijo a The Associated Press que llegaron a Guatemala para verificar el estado de la prensa en el país, especialmente por el caso de José Rubén Zamora, director del diario El Periódico, a quien el presidente guatemalteco Otto Pérez Molina y la vicepresidenta Roxana Baldetti Elías, le iniciaron denuncias penales por las graves acusaciones y difamaciones que les ha hecho en su popular sección dominical de chismes denomina “El Peladero”, donde constantemente les ha acusado de corrupción y de tener nexos con el narcotráfico.

Paolillo dijo que se reunirán con todas las partes involucradas para tener un mejor panorama de la situación. Y especificó. “Aquí venimos con dos grandes temas de preocupación: uno es la situación del señor Zamora por los avatares que ha tenido que pasar en los últimos tiempos, como las denuncias del presidente y la vicepresidenta. La otra es que estamos preocupados porque después que terminó la guerra y dejaron de morir periodistas hubo un periodo de paz, pero en los últimos tiempos sorpresivamente se dieron nuevos casos, el asunto es que no se resuelven los casos, hay impunidad y la no aclaración de los crímenes son el combustible para que los asesinos sigan campantes”.

Explicó que le solicitarán al presidente Pérez Molina la investigación y solución de casos donde murieron periodistas, como lo han hecho otras veces. “La SIP no quiere que Guatemala se convierta en un país muy peligroso para trabajar como periodista. Cuando muere un periodista muere la posibilidad del público de acceder a una idea o a una información, pero además eso provoca la autocensura”.

El ingeniero José Rubén Zamora sonríe socarronamente tal vez por la absurda metida de pata del gobierno del general Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti al haber planteado su demanda contra él por la rama penal. Gracias a lo cual ya ha sido postulado a un premio mundial por la libertad de prensa. Detrás de él está su primo Gonzalo Marroquin Godoy.

Zamora dijo que además de exponerle su caso particular, también detallará las condiciones en las que se ejerce el periodismo en Guatemala.

Por su parte el presidente Otto Pérez Molina dijo el miércoles a periodistas que estaba preparado para recibir a la comisión. “Estamos listos para contarles que hemos estado abiertos, que somos respetuosos de la crítica, pero que insistimos que debe haber ética y debe haber moral de parte del quehacer periodístico, esto es lo que estamos buscando, esto es lo que dijimos y es lo que vamos a recalcar, no creemos que las ofensas, las difamaciones, las mentiras y los chantajes sean parte de hacer un buen periodismo” dijo. El presidente explicó que los funcionarios están sujetos a la crítica, “pero no al chantaje y al insulto”.

El periodista Paolillo explicó: “Aquí venimos con dos grandes temas de preocupación: uno es la situación del señor Zamora por los avatares que ha tenido que pasar en los últimos tiempos, como las denuncias del presidente y la vicepresidenta. La otra es que estamos preocupados porque después que terminó la guerra y dejaron de morir periodistas hubo un periodo de paz, pero en los últimos tiempos sorpresivamente se dieron nuevos casos, el asunto es que no se resuelven los casos, hay impunidad y la no aclaración de los crímenes son el combustible para que los asesinos sigan campantes”.

El periodista Paolillo comentó que le solicitarán al presidente Pérez Molina la investigación y solución de casos donde murieron periodistas, como lo han hecho otras veces. “La SIP no quiere que Guatemala se convierta en un país muy peligroso para trabajar como periodista. Cuando muere un periodista muere la posibilidad del público de acceder a una idea o a una información, pero además eso provoca la autocensura”.

“Estamos listos para contarles que hemos estado abiertos, que somos respetuosos de la crítica pero que insistimos que debe haber ética y debe haber moral de parte del quehacer periodístico, esto es lo que estamos buscando, esto es lo que dijimos y es lo que vamos a recalcar, no creemos que las ofensas, las difamaciones, las mentiras y los chantajes sean parte de hacer un buen periodismo” dijo el general Pérez Molina.

El presidente Pérez Molina explicó que los funcionarios están sujetos a la crítica, “pero no al chantaje y al insulto”.

“Sé que elPeriódico es un diario crítico, pero la democracia justamente implica que haya la libertad de expresión y esto implica tolerar por parte de los gobernantes incluso aquellas cosas que a los gobernantes les parezca injusta”, dijo Paolilla sobre las críticas del diario a los gobernantes guatemaltecos.

Durante dos días de visita a Guatemala, la comisión de la SIP se reunió con el presidente de la República, general Otto Pérez Molina, la vicepresidenta Roxana Baldetti, la Fiscal General Claudia Paz y Paz y el Procurador de Derechos Humanos, licenciado Jorge de León, así como con organizaciones de prensa como la Asociación de Periodistas de Guatemala (APG) y la Cámara de periodistas guatemaltecos (CPG) y medios locales. 

Todo lo que les correspondía hacer el presidente y a la vicepresidenta de la República, general Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti Elías, respectivamente, era poner a disposición de la comisión de la SIP un buen número de ediciones dominicales de elPeriódico, para que vean lo que es la sección de chismes y dimes y diretes denominada “El Peladero” para que juzguen por sí mismos si se puede tolerar ese tipo de “periodismo” en el que se vitupera, se calumnia y se difama al presidente de la República y a la vicepresidenta.

Con lo cual podrían justificar la razón de por qué el gobierno no pauta publicidad en ese medio. Porque se necesita tener una inmensa ecuanimidad e hidalguía para anunciar en un medio en el que constantemente se vitupera, calumnia y difama al presidente y a la vicepresidenta de la República. Es verdad que el dinero con el que se paga esa publicidad no es propiedad del gobierno, porque está formado por lo que los ciudadanos pagamos de impuestos. Pero mientras lo administra el gobierno en turno tiene el poder para determinar en qué lo gasta. Y no creo que le guste a alguien gastarlo en patrocinar a un medio de comunicación en el cual se vitupera constantemente a los mandatarios y demás miembros del gobierno de la República. Yo no se si usted lo haría, pero yo no me creo capaz de ser tan ecuánime y desprendido.

¿Por qué Venezuela no tiene papel higiénico?
¿Cómo llega uno de los mayores productores de petróleo del mundo, a quedarse sin un insumo tan básico como el papel higiénico?
Por Marco Canepa @mcanepa

Foto: Gojko Franulic

“No se necesitaba una bola de cristal para predecir que esto ocurriría. De hecho, ha ocurrido incontables veces en la historia del mundo, casi siempre igual, pero por algún motivo, aún no aprendemos la lección”
Hace un tiempo, recién asumido el Sr. Maduro como reemplazante del malogrado Hugo Chávez a la cabeza de Venezuela, el país tropical hizo noticia por un hecho bastante poco glamoroso: sus habitantes hacían largas filas para conseguir un bien que no solemos considerar un lujo: el papel higiénico.
Hace unos días, Venezuela volvió a las noticias producto de las manifestaciones de algunos  estudiantes hastiados de la inseguridad, que ha escalado a un movimiento nacional, que ahora reclama además por la alta inflación (56%) y la escasez de productos básicos, entre otros problemas.
No sé ustedes, pero al escuchar esas noticias, no pude evitar preguntarme: ¿Cómo llega uno de los mayores productores de petróleo del mundo, a quedarse sin un insumo tan básico como el papel higiénico?
Una historia que se repite

La verdad es que no se necesitaba una bola de cristal para predecir que esto ocurriría. De hecho, ha ocurrido incontables veces eb la historia del mundo, casi siempre igual, pero, por algún motivo. aun no aprendemos la lección.

Lo ocurrido sigue un patrón que se repite una y otra vez de manera casi idéntica cada vez que se sigue una cierta lógica económica poco prudente. Y no tiene nada que ver con los supuestos complots de empresarios ni intentos golpistas organizados por potencias extranjeras. Es, simplemente, un problema de economía básica.

La intención de este artículo no es criticar a nadie, ni a Chávez ni a Maduro, ni a ninguno de los que ha intentado lo mismo en la historia del mundo, sino simplemente, explicar por qué ocurre lo que ocurre, cosa que seamos capaces de reconocer estas situaciones a tiempo y no nos termine pasando a nosotros también (otra vez).

CRÓNICA DE UNA CRISIS ANUNCIADA
Para entender bien el problema, pongamos un ejemplo. Digamos que usted es una persona con el corazón bien puesto, genuinamente preocupado por sus semejantes y llega a la presidencia de un país con mucha pobreza y desigualdad. Usted, naturalmente, quiere ayudar al pobre y para eso existen dos caminos:
El primero, es seguir el camino tradicional, el camino largo, de intentar hacer crecer la economía, de mejorar la educación y la capacitación laboral, de fomentar el empleo y el emprendimiento, hasta alcanzar niveles de empleo pleno y, con ello, que suban los sueldos. Acompañar eso, además, con políticas sociales que aseguren igualdad de oportunidades a todos y que garanticen los derechos básicos de todos los ciudadanos.
Este camino no le convence.
Paso 1: El camino “fácil”
Usted sabe que si se limita a hacer crecer la economía, la riqueza se quedará en los bolsillos de los grandes empresarios. Ya lo ha visto pasar suficiente. Además, el proceso es demasiado lento, no piensa esperar una década o dos para ver algo de justicia social.
Usted está seguro que hay otro camino, uno más rápido, más directo: Su país tiene la billetera llena y no hay tiempo que perder, así que se lanza a repartir subsidios, bonos y beneficios sociales gratuitos a manos llenas, para llevar esa riqueza rápidamente a la gente. Esto, más allá del balance fiscal (es decir, gasta más de lo que recauda).
Para hacer sostenible el mayor gasto, sube fuertemente los impuestos a empresas y grandes fortunas. Puede que incluso, para hacer caja rápido, ordene imprimir más dinero.
Paso 2: Dinero fácil = Inflación
En un primer momento todo anda bien, la gente lo adora y su situación parece ir mejorando… Pero un problema empieza a emerger: los precios están subiendo casi a la par con su generosa ayuda, anulando el esfuerzo.
¿Qué está pasando? Que el exceso de dinero circulante está generando inflación. Lógico: si hay más plata circulando, esa plata “es menos valiosa” por decirlo así. Para que lo entienda, imagínese que los diamantes empezaran a crecer en los árboles ¿Seguiríamos considerándolos tan valiosos? Lo que da valor a los diamantes es su escasez y el costo de extraerlos. Así mismo,
Lo que le da valor al dinero es que haya que trabajar para ganarlo.
Cuando a todos les empieza a llegar gratis, pierde su valor. Por lo tanto, como la plata “vale menos”, los precios de los productor y servicios suben.
El segundo factor que influye en el problema, es que esos impuestos que aplicó a las empresas, son traspasados (parcial o totalmente) al usuario.
Paso 3: Fijación de precios = Desabastecimiento y desempleo.
Al ver esto, usted se enfurece ¡Esos empresarios inescrupulosos están echando por tierra todo su esfuerzo con su avaricia! Así que decide tomar cartas en el asunto: Llegó la hora de fijar precios.Eso sí, usted es una persona justa, así que fija un precio “justo” para las cosas. Suficiente para que el negocio marche, pero que nadie se haga rico a costa de otros.
El problema, claro, es que usted sigue regalando dinero y el dinero sigue perdiendo su valor, así que ese precio “justo” rápidamente pasa a ser insuficiente para las empresas, que no logran cubrir sus costos u obtienen márgenes tan bajos, que el negocio pierde el atractivo.
Además, muchos de sus insumos vienen del exterior o no están dentro de su política de fijación de precios, así que esos insumos siguen subiendo, mientras que los productos que se fabrican con ellos, no se pueden vender más caros. Usted ajusta el precio cada cierto tiempo, pero siempre llega demasiado tarde, así que varias empresas, simplemente, paran las máquinas o dejan de importar. Obvio, nadie monta una empresa para dedicarse a perder plata.

Producto de la paralización de la industria, mucha gente pierde el trabajo, por lo que se ve en la obligación de implementar más programas de empleo y bonos a costa del Estado, para contener la situación.

Paso 4: Racionamiento = Mercado Negro

Ahora usted tiene otro problema, porque producto de la paralización de las importaciones y producción nacional, empieza el desabastecimiento. Las góndolas de los supermercados empiezan a vaciarse y algunos productos comienzan a escasear. La gente acapara todo lo que puede.
Para intentar frenar el problema, usted empieza a racionar la venta de los productos e insumos esenciales. Fija cuotas máximas para cada familia y empresa.
El problema es que hacerlo es bastante engorroso y costoso, le obliga a desviar mucho dinero y personal a la tarea y la cosa se presta para todo tipo de arbitrariedades, amiguismos y actos de corrupción.
Como a alguna gente las cuotas asignadas por el gobierno le resultan insuficientes y a otros les queda de sobra, comienza a formarse un mercado negro, en que estos productos se venden de manera informal a precios mucho más altos que los que usted fijó.
Así, empieza a existir una inflación “oficial”, considerando los precios de las tiendas y una inflación “real” que considera los precios del mercado negro. En cualquier caso, la inflación empieza a escapársele de las manos.
Paso 5: Expropiaciones = Fuga de capitales
Usted empieza a sospechar que muchas empresas están vendiendo directo al mercado negro para obtener mejores márgenes. Y aunque no fuese así, no puede permitir que las empresas sigan deteniendo la producción, así que llega a la determinación de que el Estado debe hacerse cargo. Comienzan las expropiaciones.
Gran parte del valor bursatil de las empresas se va al suelo, pues el temor de los inversionistas a que sean expropiadas, les hace vender a cualquier precio.
Los empresarios y grandes fortunas del país ponen el grito en el cielo y muchos empiezan a hacer sus maletas y a trasladar sus riquezas fuera del país. Otros, producto de la alta inflación, ya se habían refugiado en monedas más seguras para transar sus productos.
La compra masiva de dólares, para sacar el dinero al extranjero, hace perder aún más valor a su moneda nacional. Esto encarece aún más las importaciones.
Paso 6: Fijación de cambio = Más desabastecimiento y mercado negro
La fuga de capitales es preocupante, si la cosa sigue así, pronto no habrán grandes fortunas que paguen impuestos millonarios, así que decide limitar el intercambio de divisas, por la vía de fijar el cambio y, por qué no, imponer cuotas al uso del dólar.
Esto, nuevamente, tiene un impacto en la industria y el comercio, que ahora debe justificar cada pago que envía al extranjero y ajustarse a las cuotas que usted ha asignado. La mayoría de los productos importados, que ayudaban a contener un poco el problema del desabastecimiento, empiezan también a escasear.
Pronto, emerge un mercado negro de dólares, que una vez más, se transan a valores muy superiores del cambio oficial.
Paso 7: Déficit fiscal = Endeudamiento
Por otro lado, sus asistentes le informan de algo preocupante: Sus empresas expropiadas están funcionando a pérdida y ya no es posible pagarle a sus proveedores y empleados. Consciente que, producto de la alta inflación, subir los precios de los productos para impedir las pérdidas empeoraría aún más las cosas, decide que el Estado se hará cargo de las pérdidas de sus empresas.
Por otro lado, sus programas sociales están saliéndole un ojo de la cara. La paralización de las empresas y el desempleo que han generado, han obligado a sumar cada vez más gente a sus beneficios. Por otro lado, las pérdidas de las empresas y la fuga de capitales, hacen que logre recaudar cada vez menos impuestos.
Además, producto de la inflación disparada, el dinero cada día vale menos y sus fondos, otrora tan abundantes, empiezan a verse preocupantemente escasos.
No queda otra que endeudarse con acreedores internacionales, a pesar de que su riesgo país está por las nubes y, por lo tanto, las tasas de interés son altísimas. El dinero fresco al principio es muy bienvenido y le permite salir del paso, pero a falta de modificaciones estructurales a su nivel de gasto, terminan volviéndose otra carga más en su pesada mochila de deudas.
Paso 8: Crisis

Esta última parte puede posponerse por muchos años (dependiendo de qué tan grandes son los bolsillos del país involucrado) y adoptar las más diversas formas.

Puede, por ejemplo, ocurrir que venga un frenazo económico mundial y estancarse la venta de su producto estrella (petróleo, cobre, lo que sea) y encontrarse repentinamente con gastos gigantescos y bolsillos vacíos. Sin poder pedir más préstamos internacionales, no le queda otra que empezar a recortar programas sociales y entrar en un programa de austeridad, lo que genera un fuerte malestar en la gente.

Puede también que decida devaluar la moneda, con lo que dinero y ahorros de las personas pierden gran parte de su valor, lo que crea gran malestar. Puede que incluso decida usar los ahorros y pensiones de sus ciudadanos para pagar sus deudas. Esto genera que la gente corra a sacar su dinero de los bancos, haciéndolos colapsar o que usted se vea obligado a bloquear el retiro del dinero (un “corralito” bancario).

Otra posibilidad es que, fruto de lo anterior o del desabastecimiento o del desempleo o de la inflación… o de todo esto junto, el pueblo, que tanto lo amaba al principio de su mandato, ahora salga a la calle a protestar y termine reemplazando a su gobierno, ya sea democráticamente en las urnas o por la fuerza.
O quizás, si usted ha sido precavido y ha mantenido generosamente bien abastecidas a las fuerzas armadas, pueda aferrarse al poder por la fuerza, dando paso a una dictadura de facto, a lo largo de la cual continuará haciendo ajuste tras ajuste para intentar revertir el inevitable declive de su economía y progresivo empobrecimiento de su población.
Sea cual sea el desenlace, es claro que sus buenas intenciones no dieron el resultado esperado y que, lejos de ayudar a quienes quería apoyar, ha terminado perjudicándolos.
¿Y cuál sería el camino, entonces?
Lamentablemente, no existe una “varita mágica” que cure la pobreza de un solo toque.

Es un problema grande, complejo y que es fruto de incontables variables. Por lo mismo, requiere también de soluciones complejas: mejorar la educación (acceso y calidad), mejorar la capacitación laboral, fomentar el emprendimiento, mejorar la competencia de las empresas, promover el empleo, mejorar la recaudación del fisco para entregar programas sociales de manera responsable, etc.  Todo ello, en un contexto de estabilidad y seguridad económica y social.

No es “Estado o Mercado”, ambos caminos no son necesariamente incompatibles. Por el contrario, parecen necesitarse mutuamente y es el camino que han seguido la mayoría de las economías desarrolladas: potenciar un fuerte y sólido crecimiento económico y un mercado competitivo, pero asegurar una buena distribución de la riqueza con políticas económicas y sociales progresivas.
No importa si son gobiernos de izquierda, de centro o de derecha, la gran mayoría de los países desarrollados ha encontrado un equilibrio entre ambas fuerzas. Algunos se cargan más al estado, otros se inclinan a la provisión de servicios privados. Sea cual sea el camino, ninguno es perfecto, pero es lo mejor que hemos encontrado hasta el momento.
Los atajos temerarios podrán sonar tentadores e incluso, en un primero momento, parecer más efectivos, pero en el largo plazo, terminan perjudicando a quienes más buscaban ayudar.

¿Qué está en juego en Venezuela?

Enfrentar al Gobierno de Maduro es enfrentar la grotesca influencia de Cuba en el país caribeño.

“América Latina no es competitiva ni siquiera con sus tragedias” me dijo un cínico amigo. Se refería a que allí la pobreza no es tan infernal como la de África, los conflictos armados no tan amenazantes como los de Asia y los terroristas, no tan suicidas como los del Oriente Próximo. Es por esto por lo que el resto del mundo no suele prestarle demasiada atención a los problemas de Latinoamérica. En otras partes las tragedias son más graves o tienen más posibilidades de afectar a otros países.

En estos días, las horribles imágenes de la represión que ensangrienta las calles de Caracas están en desventaja a la hora de competir por la atención de periodistas y políticos con las que llegan de Kiev. Los eventos de Ucrania son más sangrientos, las imágenes más dramáticas y la contabilidad más trágica. En Ucrania hay decenas de muertos mientras que en Venezuela las víctimas son, hasta ahora, menos de diez. Pero hay más: en Kiev están en juego las fronteras de Europa, su seguridad energética, la hegemonía de Rusia en los países de la ex Unión Soviética y la reputación de Vladímir Putin dentro y fuera de su país. En contraste, lo que ocurre en Venezuela es menos critico. Para muchos, lo que está en juego en las calles llenas de jóvenes que protestan es un episodio más del ya largo enfrentamiento entre un Gobierno que quiere a los pobres y detesta a los Estados Unidos y una oposición que algunos periodistas suelen describir como una “clase media” que no logra ganar elecciones. Esta descripción es errónea. La mitad de los venezolanos están en contra del Gobierno de Nicolás Maduro. Así lo demuestran todas las encuestas y los resultados electorales. A pesar de sus bien documentados abusos, trucos y trampas, el Gobierno gana elecciones por un margen mínimo. Nicolás Maduro llegó a la presidencia con una ventaja de solo 1,5% sobre el candidato de la oposición.

Además, la “clase media” está muy lejos de ser el 50% de la población. Por lo tanto, la mitad de los venezolanos que ha demostrado estar en contra del Gobierno necesariamente incluye a millones de los pobres que Maduro dice representar.

Esta es la mitad el país cuyos hijos están en las calles protestando contra un régimen que los reprime como si fueran un enemigo mortal. Y quizás lo sean. Representan la avanzada de una sociedad que ya no aguanta más a un régimen que lleva 15 años abusando del poder y cuyos resultados están a la vista: ha llevado a Venezuela a ser el campeón del mundo en inflación, homicidios, inseguridad ciudadana y desabastecimiento de bienes indispensables —de leche para los niños a insulina para los diabéticos—. Todo esto a pesar de tener las mayores reservas petroleras del mundo y de que el Gobierno detenta el control absoluto de todas las instituciones del Estado. Usa el poder para comprar votos, encarcelar opositores o cerrar canales de televisión no para crear prosperidad para todos. La carestía, el miedo y la desesperanza se han vuelto insoportables.

Las protestas de los estudiantes simbolizan la pérdida del principal mensaje político en el que Hugo Chávez basó su popularidad: la denuncia del pasado y la promesa de un futuro mejor. La denuncia del pasado ya no da rendimientos. El chavismo es el pasado. Los venezolanos de menos de 30 años (la mayoría de la población) no han conocido otro gobierno que el de Chávez o Maduro. Y los catastróficos resultados de su gestión están a la vista, por lo que las promesas del régimen ya no son creíbles. Los jóvenes saben que, de seguir las cosas así, su futuro no será mejor. Y la única promesa que le creen al Gobierno es que no cambiará de rumbo.

Sorprendente e inadvertidamente, las luchas y sacrificios de los jóvenes venezolanos podrían tener consecuencias más allá de su país. Enfrentar al Gobierno de Maduro es enfrentar la grotesca influencia de Cuba en Venezuela. Sin la inmensa ayuda económica de Venezuela, la economía cubana ya hubiese colapsado. Ello aceleraría el cambio de régimen en la isla. No hay mayor prioridad para los Castro que tener en Venezuela a un gobierno que continúe apoyándoles. Y como sabemos, el Gobierno cubano tiene décadas de experiencia en el manejo de un Estado policial represivo y experto en la manipulación política y la “neutralización” física o moral de sus opositores. Es difícil imaginar que estas tecnologías cubanas no hayan sido exportadas a Venezuela. O a otros países de América Latina.

Pero Cuba no solo exporta técnicas represivas. También exporta malas ideas políticas y económicas. Sin el petróleo gratuito que Cuba extrae de Venezuela su influencia continental no sería la misma.

Nunca es más oscura la noche que antes del amanecer. Y Venezuela está pasando por momentos muy oscuros. Pero quizás esté a punto de llegar al amanecer. Si llega, América Latina estará en deuda con los jóvenes venezolanos que no tuvieron miedo de enfrentar a un Gobierno que hace lo imposible para que le tengan miedo.

Twitter@jorgepalmieri
 

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