ADIÓS A “EL LUJO DE MÉXICO”

El Canal de las Estrellas de Televisa transmitirá esta noche un programa especial titulado Adiós de Marco Antonio Muñiz, en el que el excelente y famoso cantante mexicano –a quien con todo derecho adquirido se llama “El embajador de la música romántica” y también “El lujo de México”— cantará muchas de las canciones más populares de su repertorio acompañado de sus hijos y su nieto, que también son cantantes. Supuestamente, este será el último concierto que ofrezca, a sus 81 años de edad, cuando, como podrán darse cuenta, todavía conserva sus prodigiosas facultades. Aunque es obvio que por razones naturales ha disminuido la potencia y tesitura de su voz. Pero él ha prometido que se retirará para siempre el día que trate de dar una nota y no le salga.

Marco Antonio Muñiz nació en Guadalajara, Jalisco, el 3 de marzo de 1933, lo que equivale a decir que acaba de cumplir 81 años de edad. Ha sido apodado “El embajador del romanticismo” y “El lujo de México“, es cantante, principalmente de baladas románticas.

Su voz es de una tesitura de barítono la cual llega a unas notas graves poderosas. El registro de barítono va desde un sol, siendo un do el do central del piano a un mi el mi de la primera línea del pentagrama en clave de sol. Pocos cantantes populares en el mundo han gozado de tener esta voz.

Mientras tanto les invito a abrir este YouTube para escuchar la interpretación la canción titulada  “Tiempo”, del poeta Renato Leduc con música del genial compositor Rubén Fuentes, interpretada por Marco Antonio Muñiz y José José, cuando éste aún estaba jovencito y todavía no había perdido sus facultades. Escucharán una maravillosa interpretación. Después de que termine la canción, les invito a que, si lo desean a abran otros YouTubes en los cuales Marco Antonio Muñiz interpreta algunas de las canciones más populares de su extenso repertorio.

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La letra de esta canción dice así:

Sabia virtud de conocer el tiempo; / a tiempo amar y desatarse a tiempo; / como dice el refrán; dar tiempo al tiempo… / que de amor y dolor alivia el tiempo. / Aquel amor a quien amé a destiempo/ martirizóme tanto y tanto tiempo / que no sentí jamás correr el tiempo / tan acremente como en ese tiempo. / Amar queriendo como en otro tiempo /—ignoraba yo aún que el tiempo es oro— / cuánto tiempo perdí —¡ay!— cuánto tiempo./ Y hoy que de amores ya no tengo tiempo, / amor de aquellos tiempos, cómo añoro / la dicha inicua de perder el tiempo… “

Ahora les invito a ver y escuchar estos YouTubes de las dos partes de la entrevista que le hizo a Marco Antonio Muñiz la periodista y presentadora de televisión Mónica Garza en su serie de televisión Historias Engarzadas. Les ruego que tengan la paciencia necesaria para escuchar de labios de propio “Lujo de México” sus historias y problemas con el alcoholismo.

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[youtube]VuyIIE0nKSE[/youtube]

Ahora les invito a ver y escuchar esta entrevista que le hizo a Marco Antonio Muñiz la periodista Cristina Pacheco. Aunque en ella repite algunos episodios, es muy interesante.

[youtube]KYXOSlnB4UA[/youtube]

Marco Antonio Muñiz fue un hombre muy afortunado toda su vida. La suerte le ayudó a llegar hasta donde ha llegado. Todo comenzó en uno de los lugares donde Marco Antonio buscaba trabajo: los billares en los que muchos de los músicos pasaban sus ratos de ocio. Ahí conoció a Juan Neri, fundador y cabeza del Trío Culiacán que conformaba junto con Héctor González y Antonio (“Toño”) Pérez Meza. Esto es lo que cuenta Marco Antonio del inicio de su participación en ese trío a pesar de que no sabía tocar guitarra ni tenía la menor idea de hacer armonía.

“Una vez en que jugaba carambola con Juan, éste me preguntó que cuáles eran mis planes para esta noche. Le respondí que nada, y agregué: ni para ésta ni para muchas más… Tenemos una chamba, me dijo. Si no viene Toño (Pérez Meza), ¿podrás acompañarnos? Con mucho gusto. ¿Sabes hacer tercera? Sí, ¡como no! le contesté, aunque no sabía nada de hacer tercera voz ¿Tocas guitarra? Como puedo, les respondím aunque la verdad es que lo que sabía tocar era la puerta. Pues espérate un rato. Esperamos, llegó el cliente y, efectivamente, Toño no apareció. Entonces Juan me ordenó: “¡Vámonos!”. Y nos fuimos a dar la serenata. ¿Te sabes ésta? Nada más dime en qué tono. Con entusiasmo empiezo a rascar a la guitarra, y cada vez que metía una armonía, Juanito Neri volteaba a verme, movía la cabeza y decía: ¡Chingada madre! Lo intentaba otra vez, y aquél me echaba unas miradas de enojo, movía la cabeza y repetía: ¡Chingada madre! Héctor y Juanito, verdaderamente molestos, me llamaron la atención, me reclamaron y emprendimos todos muy silenciosos el regreso.”

Por supuesto, después de esa experiencia Marco Antonio ofreció sus disculpas al grupo, e incluso pidió a Juan Neri que le enseñara a tocar la guitarra. Pronto se reveló que Juan Neri era un excelente maestro y que Marco Antonio era un estudiante sumamente aplicado, por lo que al paso de pocos meses Marco Antonio dominó el instrumento a suficiencia como para acompañar las canciones. Porque antes solamente hacía como que la tocaba. Además, ya había demostrado su extraordinario carisma que le valía la simpatía de las audiencias. Porque aparte de su extraordinaria voz, realmente fuera de serie, como pocas, se ha caracterizado por su enorme simpatía personal.

A pesar de que Toño Pérez Meza faltaba cada vez con más frecuencia, el Trío Culiacán siguió tocando con sus tres integrantes originales, hasta que la ocasión propicia para Marco Antonio se presentó: la posibilidad de trabajar en el restaurante 1-2-3 porque el trío que ahí tocaba se iba de gira a Sudamérica. El 1-2-3 era uno de los restaurantes más famosos de la época, se distinguía porque los músicos que trabajaban en él ganaban muy bien y, pensaba Marco Antonio, había que aprovechar la oportunidad a como diera lugar. Así que comenzaron a cantar ahí como Trío Culiacán, pero el nombre parecía que no tenía mucho éxito, hasta que decidieron cambiarle de nombre y Los Tres Ases nacieron con buena estrella, cobijados por personas exitosas  que frecuentaban el 1-2-3, el primer lugar de la Zona Rosa en donde las personas acudían a divertirse. Fue Mariano Rivera Conde, director artístico de la RCA Víctor, quien descubrió al Trío Culiacán. Era un hombre visionario y sensible a quien le deben la fama María Victoria, Los Tres Diamantes, Pedro Vargas, Libertad Lamarque y Genaro Salinas, entre otros. Como visitante habitual del 1-2-3, escuchó tocar al trío y les ofreció un contrato. Además les sugirió que cambiaran de nombre: de entre diez propuestas, todos escogieron el de Los Tres Ases.

El primer disco que grabaron contenía las canciones Contigo a la distancia, Pretender y, de manera destacada, Mi último fracaso, que a pesar de su título, fue su primer éxito. Emilio Azcárraga Milmo, quien gustaba del grupo porque les había conocido en el 1-2-3, les presentó a Luis de Llano, principal ejecutivo de Televicentro, para que les hiciera una prueba. Este hecho le abrió las puertas de la televisión al trío, que se dio a conocer en el programa Matinée Musical.

Pero no fue sino con Rodolfo Bazán, ex representante del trío Los Panchos, cuando Los Tres Ases realmente tenían fama internacional. Él había conseguido giras en el extranjero al trío Los Panchos, y lo mismo hizo con Los Tres Ases.

A partir de este momento, se sucede en la memoria de Marco Antonio una larga lista de viajes y presentaciones desde Argentina hasta Estados Unidos. La ascensión al éxito fue a una velocidad meteórica. A pesar de que nacieron después de Los Panchos, Los Tres Ases llegaron a ser más famosos que ellos. Y no cabe la menor duda de que la mayor parte de su éxito se debió a la extraordinaria voz y carismática simpatía de Marco Antonio Muñiz.

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Mi amistad personal cn Marco Antonio Muñiz comenzó alrededor de 1960, desde que él era integrante del famoso trió Los tres Ases, dirigido por el mejor intérprete en México y probablemente en el mundo de la guitarra requinto, Juan Neri y el tercero era Héctor González, cuando ellos cantaban todos los días en el restaurante “1-2-3”, de moda en la Ciudad de México, el primero de su categoría que hubo en la Zona Rosa, situado en el número 123 de la calle Liverpool, propiedad de mi amigo Luis Muñoz, quien se hizo famoso desde que era el mejor bar-man de la Ciudad de México, cuando trabajaba en el restaurante Ambassadors, de mi amigo catalán Dalmao Costa. En el “1-2-3” nos reuníamos todos los días los jóvenes más privilegiados del Distrito Federal, aprendices de play-boys, entre quienes se encontraban algunos “juniors” millonarios como Emilio Azcárraga Milmo (“El Tigre”), quien más tarde fue el Gerente General de la empresa Televisa, Miguelito Alemán Velasco, quien años después fue director de Noticieros de Televisa, Senador de la República y Gobernador del estado de Veracruz, Othón Vélez y yo. Ahí nos reuníamos todos los días a beber y a almorzar y muchos días nos quedábamos a cenar, así como también a esperar la llegada de las jóvenes y bellas turistas estadounidenses, antes de que las turistas gringas se volvieran mochileras.

Poco tiempo después, el trío Los Tres Ases vino a trabajar a Guatemala, donde obtuvo mucho éxito. Aquí no conocían a ninguna persona más que a mí, pero yo les presenté con mi entrañable amigo y compañero de aventuras Enrique (“Quique”) Larraondo Izzepi, y Marco Antonio hizo una excelente amistad con él, la cual perduró hasta el fallecimiento de Quique hace ya varios años. Quique y yo llegamos a ser los mejores amigos de Marco Antonio Muñiz desde su estancia en Guatemala.

Debido a la adicción al alcoholismo y a las drogas de Juanito Neri, director y requinto de Los Tres Ases, eñ trío dejaba de cumplir compromisos importantes, todos sus amigos aconsejamos a Marco Antonio que se separara del trío y se convirtiera en solista, hasta que por fin nos hizo caso a regañadientes en 1960. Y ya ustedes habrán escuchado de sus propios labios la historia de sus inicios como solista en el Teatro Blanquita, donde fue contratado por cien pesis diarios para que hiciera el papel de comodín y de comparsa de los cómicos como Fernando Soto “Mantequilla” para que le dejaran cantar una canción cuando apenas sabía un par de canciones como solista y hoy dice que si de algo tiene que presumir es del archivo de canciones que guarda en su cabeza.

Ya siendo solista vino a Guatemala especialmente invitado por mi recordado amigo el productor de cine guatemalteco Manuel (“El gordo”) Zeceña Diéguez, para el acto de estreno de su película Pecado, con Tere Velásquez, Jorge Mistral y Erick del Castillo, filmada en el Río Dulce. Y al mismo tiempo, el comienzo la la película “Paloma Herida”, filmada en el lago de Atitlán, con Emilio Indio Fernández y Patricia Conde. Durante esta visita invité a mi buen amigo el presidente de la República, general e ingeniero Miguel Ramón Ydígoras Fuentes, quien asistió con su esposa, doña María Teresa Laparra de Ydígoras y después nos invitó a tomar unas copas y a cenar en la Casa Crema.

En esta foto, tomada a la entrada del cine Cápitol, mi amigo el presidente de la República, general e ingeniero Miguel Ramón Ydígoras Fuentes con su esposa, doña María Teresa Laparra de Ydígoras, el actor y director de cine Emilio Indio Fernández, la bella estrella del cine mexicano Ariadne Welter y el cantante Marco Antonio Muñiz, quien por entonces todavía hacía honor a su apodo de “el flaco”, pero era un empedernido enamorado y como pueden ver le estaba “volando ojo” a Ariadne, que por entonces era mi novia.

 En esta foto, el periodista Jorge Palmieri, entonces de 32 años, autor de estas líneas, la bella estrella de cine Ariadne Welter y ante el micrófono el actor y director de cine Emilio Indio Fernández en el acto previo al estreno de la película Pecado.

Emilio Indio Fernández en el micrófono y atrás, el cantante Marco Antonio Muñiz, entonces todavía apodado “el flaco”, el genial compositor y guitarrista guatemalteco Ernesto Neco Forno y el periodista Jorge Palmieri, autor de estas líneas.

Les sugiero que vean y escuchen las entrevistas a Marco Antonio Muñiz, primero las dos partes de la entrevista que le hizo de Mónica Garza y después la de Cristina Pacheco. Verán al siempre impecablemente elegante, como un “dandy” Marco Antonio Muñiz, a sus 81 años de edad, que relatará episodios muy interesantes de su vida, desde sus inicios cuando trabajaba en el prostíbulo más famoso de México conocido como La Casa de la Bandida, porque así se hacía llamar la propietaria, Graciela Olmos, que había sido “soldadera” durante la Revolución en el ejército de Pancho Villa y al terminar la guerra se trasladó al Distrito Federal, donde estableció el más famoso prostíbulo de América Latina, fue una compositora muy fecunda que hizo muchas canciones y corridos, entre las que sobresalieron “Siete Leguas” sobre el caballo de Pancho Villa y “La Enramada”. Graciela Olmos dio trabajo a Marco Antonio cuando tenía poco tiempo de haber regresado de su natal Guadalajara a la Ciudad de México y ganaba pocos centavos para sobrevivir. Pero Graciela Olmos se dio cuenta de la calidad vocal de Marco Antonio y lo despidió de su casa para que no se perdiera con el alcohol y las prostitutas, porque siempre fue muy mujeriego, y saliera a buscar fortuna como cantante. Pero como Marco Antonio todavía no sabía tocar guitarra, para que aprendiera le regaló antes una guitarra española del famoso sello Ramírez que el gran torero Manuel Rodríguez, ampliamente conocido como Manolete le había traído de España, la cual Marco Antonio todavía conserva en su casa.

Por este medio, hago llegar a mi viejo y querido amigo Marco Antonio Muñiz mi entrañable afecto y le deseo muchas nuevas satisfacciones y éxitos en la recta final de su brillante carrera profesional y en las postrimerías de de su vida. Sé muy bien lo mucho que le cuesta aceptar que debe retirarse, pero tiene que recordar que todo lo que principia tiene un final. Y con el transcurso de los años los cantantes pierden sus facultades, como es el triste caso del otrora gran cantante José José.

Twitter: @jorgepalmieri