La Orden del Quetzal en el grado de Gran Cruz
El 28 de diciembre del año pasado me invitó a almorzar el licenciado Carlos Raúl Morales Moscoso, diplomático de carrera y de legítima vocación, actual ministro de Relaciones Exteriores, y en el transcurso de la conversación me preguntó si he recibido algún reconocimiento en los 71 años que llevo ejerciendo el oficio de periodista, y yo le contesté que además de las persecuciones, encarcelas, amenazas de muerte, golpizas y exilios a México y El Salvador, solamente recibí, el 26 de julio del 2012, la Orden Mario Monteforte Toledo de manos de mi querido amigo José “Pepo” Toledo Ordóñez. Entonces él me dijo que me iba a condecorar con la Orden del Quetzal en el grado de Gran Cruz. Yo se lo agradecí pero me reí porque era el Día de los Inocentes y esperaba que posteriormente me diría el consabido “¡Por inocente!”. Pero me insistió en que era en serio y yo le pedí que lo sopesara bien porque no me extrañaría que le acarrearía críticas de algunas personas, principalmente de parte de ciertos periodistas a quienes les caigo de la patada. Y que yo también iba a pensarlo porque no me extrañaría que algunos cangrejos dijeran que el gobierno me estaba comprando. Y agregué que iba a consultarlo con varias personas cuyas opiniones me merecen confianza. Y así fue, pero todos sin excepción me aconsejaron que lo aceptara como un honor que no podía rechazar y a manera de homenaje por mi contribución al país durante tantos años en mi calidad de periodista de opinión. Y el resultado fue en un par de días que comenzaron a circular estas invitaciones.
Atrás puede verse en la pared la fotografía del licenciado Alejandro Maldonado Aguirre cuando fue ministro de Relaciones Exteriores. Por cierto que me extrañó y lamenté que el actual presidente no haya estado presente en el acto de condecoración ni tampoco haya asistido al almuerzo que se sirvió posteriormente en la casa de “Pepo” Toledo Ordóñez y su encantadora esposa, Regina, porque él y yo hemos sido buenos amigos muchos años y ha honrado mi casa y mi mesa muchas veces. Sin embargo, no me invitó ni una sola vez a almorzar en Casa Presidencial. Sospecho que no asistió ni al acto ni al almuerzo por el disgusto que le han causado las severas críticas que ha recibido de parte de los medios de comunicación y de las redes sociales por haber perdido la compostura recientemente durante su visita al municipio de Guastatoya cuando calificó de “vagos” a los comentaristas.
En mi discurso dije que si la vida se pudiese re elegir, como lo hacen los diputados y alcaldes, yo volvería a ser periodista, porque ha sido sumamente interesante mi experiencia, a pesar de los bajos salarios que uno recibe y de los grandes riesgos que se corren por la incomprensión y la intolerancia.
Twitter@jorgepalmieri